Un buen chocolate
Proceso que inicia con la selección del grano, posteriormente tostado, descascarillado y molido, convirtiéndose en pasta de cacao. Se le añade manteca de cacao, azúcar y, en algunos casos, leche. En un prolongado proceso de batido, se logra un cuidadoso desarrollo del sabor del cacao, una mezcla homogénea muy fina y con un marcado sabor característico. El buen chocolate se reconoce por las siguientes cualidades: Al partirlo, el corte debe ser limpio y producir un sonido seco. Debe fundirse fácilmente en el paladar e inundar la boca de manera agradable con una masa cremosa de textura muy fina que libere todos los aromas característicos. Debe dejar en la boca una sensación gustativa prolongada en el tiempo. No debe dejar una sensación arenosa entre el paladar y la lengua, ni sensación de grasa adherida al paladar. El buen chocolate no tiene grasas sustitutas de la manteca de cacao.